LOS PREMIADOS DEL XV CERTAMEN DECARTA LÍRICA 2011

Primer premio María Eugenia Caseiro, EUA-Cuba
Segundo premio Eva Falótico Gandolfi, Argentina
Tercer premio Argentino Moreira Ramos, Argentina

Primera mención Rosa Fuentes, EUA-Cuba
Segunda mención Martha Herminia Angelillo, Argentina
Tercera mención Marlon Guerra Tejera, EUA-Cuba

Primer finalista Odalys Leyva Rosabal, Cuba
Segundo finalista Jorge A. Pérez, EUA-Cuba
Tercer finalista Guadalupe Santana, Gran Canaria

Certamen de Carta Lírica 2011

Certamen de Carta Lírica 2011
Asistentes a la apertura de las plicas
Los asistentes al acto de apertura de las plicas del certamen de Carta Lírica. De pie Jesús Álvarez Pedraza, Orlando Tijerino, Luis Ángel Casas, Blanca Segarra, Francisco Henríquez, Alaín de León, Hortensia Munilla y Antonio Purriños. Sentados: Mercedes Blineau, lvonne Martín, Eloísa Henríquez, Jorge A. Pérez y Waldo González.

LOS VASCONCELOS

LOS VASCONCELOS
DIEZ PREMIOS VASCONCELOS EN DENVER, EUA
miércoles 26 de octubre de 2011

Detrás: Juan Riquelme, de Venezuela; Rodrigo Pesántez Rodas, de Ecuador; José Julián Labrador, de España; Maximiano Trapero, de España...En primera fila: Alfonso Larrahona Kästen, de Chile; Francisco Henriquez, de Cuba-EUA, Lourdes Royano, de Eapaña; el premiado de este año 2011, Ralph DiFranco, de EUA; Rosamarina García Munive; de Perú y Juan Ruiz de Torres, de España.En la ciudad de Denver, EUA., 8 de octubre de 2011



Publicado por Francisco Henríquez en
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LOS SONETOS QUEVEDIANOS DE FRANCISCO HENRÍQUEZ

Por WALDO GONZÁLEZ LÓPEZ

Más de una década atrás, en La Habana, conocí a este viejo poeta (OJO: subrayo el término porque no entraña el mismo significado que «poeta viejo», ya que a los 82 años es envidiable la juvenilia lírica de Francisco Henríquez, nacido en la ciudad matancera de Unión de Reyes, en 1928). Con él, de inmediato, por su bonhomía y carácter, nuestra amistad devino imperecedera.

Apenas charlamos un rato, lo invité a las ya históricas Jornadas Cucalambeanas de mi provincia natal: Las Tunas, en el Oriente cubano. Cuando asistió al jubileo de la décima (celebrado, desde 1967, en la patria chica del mayor poeta popular cubano del siglo XIX Juan Cristóbal Nápoles Fajardo), se lo presenté a diversos colegamigos, con quienes enseguida «conectó» por sus mencionadas cualidades.

Desde entonces, he podido leer no sólo su valiosa obra lírica (donde descuellan décimas y sonetos), sino también la de muchos otros autores de diversas épocas y latitudes, gracias a sus leídas ediciones en papel y digital de su útil revista literaria Carta Lírica, sólo posible por su afán de divulgar estas y otras estrofas escritas en el orbe hispanoamericano por los mejores cultores y, algo no menos importante: ambas publicaciones son pagadas por su bolsillo, como el Concurso homónimo que, del mismo modo, sale de su modesto peculio.

Aunque el querido colegamigo ya nos tiene acostumbrados a las inesperadas y gratas sorpresas franciscanas (tal suelo denominarlas) y, no obstante ya me había hablado de este y otros proyectos, en esta ocasión su más reciente regalo es de mayor envergadura, toda vez que se trata de (54) Sonetos de la buena muerte.

Se dice fácil, pero como conocen muchos poetas (entre los que se incluye el también crítico que ahora escribe), esta estructura lírica, elaborada con brillantez por la mayoría de los grandes nombres del Siglo de Oro, como otros poetas en varias lenguas (italiano, inglés…), esta estrofa requiere talento, dominio y tesón, por sólo mencionar tres necesarias condiciones.

El poetamigo no sólo logra aunar tales requisitos en su más reciente volumen, sino que a ellos suma otras cualidades que enriquecen su discurso, tales: su notable tono quevediano, su fino humor reflexivo y su atendible lirismo, como un suave erotismo y una honda cubanía que, aportada por los orígenes campesinos del autor, nunca ha ocultado, como otros que, en afanes europeizantes, prefieren esconder el aire que perfiló sus primeros años y su aliento poético.

El volumen abre con un soneto («Breve prólogo»), cuya primera estrofa anuncia al lector su, a un tiempo, profundo y sencillo contenido. Así, el poeta, con las virtudes enunciadas, nos dice lo que sigue:

Si hay una Muerte Buena y una mala,
¿por qué no decidirse por la buena?,
¿qué misterio ancestral nos encadena
y por mundos sin sol nos acanala?

En algún momento, aúna varias de las anunciadas virtudes que identifican su poética sonetaria, Valga el siguiente ejemplo (XVIII), en el que fusiona conceptualismo, humor y lirismo, como acaece en la propia vida:

Siempre en su traje de erizada ropa / la Muerte ahora quiere ser mi amiga, / y en vez de darme la erizada ortiga / me ofrece vino de la vid de Europa. // Los dos bebemos en la misma copa, / los dos comemos de la suave miga, / y cuando la impaciencia nos fatiga / los dos tomamos de la misma copa. // Pero no me confío porque venga / tan agradable y en sus manos tenga / la rosa del amor, medio escondida. // Al fin, yo sé lo que afán persigue: / hacer que me desgaste, me fatigue,
/ y entonces adueñarse de mi vida.

El soneto XXII, además de una excelente muestra del arte estrófico del autor, resulta un significativo momento de su capacidad poética, ya que evidencia su conocimiento de las escuelas vanguardistas del siglo XX. Por ello, las resonancias surrealistas que se leen y escuchan en los siguientes versos:

Esos que escogen el morirse a plazo, / se mueren de los pies por la mañana, / se suicidan de un ojo en la ventana, / un brazo muere ya, luego otro brazo. // Dejan que se les muera el espinazo / con la débil tristeza de una cana, / y se les muere la ilusión temprana, / por cada amanecer, otro pedazo. // Yo no quiero morirme una pulgada / ahora y la otra luego, donde nada / garantice que habrá fijo remedio… // No vale prolongar tanto la esencia / de la vida, y más tarde la impaciencia / nos obligue a matar, a plazo, el tedio…

El lirismo alcanza altos instantes en algunos sonetos (como en el XXIII), donde el vuelo imaginero halla notable asiento. Leamos los cuartetos:

El fuego del amor nunca se apaga,
y lo mismo se quiere con la rosa
tan de poeta como de preciosa,
que cuando padecemos una llaga.

El río del amor no se encenaga
en ninguna pradera cenagosa,
sino que vuela como mariposa
que con miel del ideal halaga.

Y, para concluir, no puedo dejar de transcribir el delicioso ejemplo que cierra, en la contracubierta del nada extenso pero sí intenso conjunto de 54 Sonetos de la buena muerte, de Francisco Henríquez quien, tal un émulo tropical de su tocayo hispano Francisco Quevedo, se adentra con éxito en la estrofa que, nacida en Italia siglos atrás, con este valioso ejemplo del experimentado poeta cubanoamericano, sigue demostrando su inmortalidad.

MI EPITAFIO

(Para usarlo 10 años más tarde)

Aquí yace el poeta don Francisco,
apellidado Henríquez, sin más sello:
sin medallas colgándole en el cuello
y más fibras de dócil que de arisco.

Francisco del arado y del aprisco
que buscó de la vida lo más bello.
No vivió destellado en un destello

ni creyó merecerse un obelisco.
A los que leen mi epitafio ahora
también les llegará la misma hora
teniendo que vivir igual angustia.

Es hora de que escriban su epitafio,
a no ser que les toque un cenotafio
bajo cipreses de enramada mustia.

VAMOS A COMPARTIR LOS AZAHARES

He llegado a creer que sólo es sueño
lo que veo asomarse en mi horizonte;
detrás del ancho mar y el alto monte
me espera una mujer que está sin dueño.


Puede mirarla desde aquí, mi anhelo
que alfombras nuevas para ella cose
y le envío una alondra que se pose
sobre el árbol fragante de su pelo.

Sus labios deben ser una colmena
que destila su miel por cada vena...
y en mi boca sedienta de su lirio

goteará luz y miel. De sus melares
vamos a compartir lo azahares
¡hasta donde nos lleve su delirio!

ADIÓS A UNA AMIGA NOBLE

Un adiós entre lágrimas profundas,
de las más escondidas en aromas;
para quien en un vuelo de palomas
se nos fue por galaxias moribundas.

Va regando praderas: las fecundas
praderas, y los huertos, y las lomas:
Hoy le cantan en todos los idiomas
las estrellas del Orbe, rubicundas.

En el valle aletean, en bandadas,
alondras por el cielo iluminadas,
bajo nubes radiantes y plomizas:

Se juntaron masivas, en columnas,
y vuelan como cárdenas alumnas

tras el polvo de luz de sus cenizas.

ERA TU GRACIA LA MÁS BELLA ROSA

Amor, anoche tuve un raro sueño:
soñé que el día aquel en que naciste
era el mundo además de pobre y triste
un mundo con un ámbito pequeño.

De pronto se volvió mundo risueño
con la ternura que al llegar le diste
y desde entonces todo lo que existe
fue un paraíso musical de ensueño.

El sol y el cielo que yacían grises
se repoblaron de preciosos lises
y muchas flores. Pero como diosa

crecías tú junto a las rosas bellas
porque bajo la luz de las estrellas
era tu gracia la más bella rosa.

BAJO EL PATIO VERDOSO DE LA TARDE

Ninguna llama abrasará mi frío
como tu llama que perenne arde;
bajo el palio verdoso de la tarde
me diste del amor montaña y río.

Como dueña absoluta de lo mío,
la conquista la hiciste sin alarde;

el deseo será cofre que guarde,
del amor que nos une, todo brío.

Que la espera jamás nos acobarde
cuando esperes paciente en el estío
donde impaciente la ilusión aguarde...

Que el día del reencuentro no retarde
en juntar este ensueño tuyo y mío
"bajo el palio verdoso de otra tarde".

CORCELES

Tras haber galopado las campiñas hirsutas
con el trote ligero sobre ardidos peñascos,
para lucir el brillo del charol de sus cascos,
mis corceles galopan por intrincadas rutas.


Desde aquellas regiones parecen diminutas
las montañas llovidas de fugaces chubascos,
y lucen las ciudades minúsculas damascos
perdidas entre nieblas de celestes virutas.


Se aligeran los trotes; las crines se alborotan;
con idénticas voces se yerguen y relinchan
y de polvo de estrellas percuden los caminos.


Se diría que mueven al mundo cuando trotan:
rebelados corcovos las bestias desencinchan
y son como un radiante trotar de remolinos.

PERSPECTIVA


PERSPECTIVA

Vivo oteando el futuro con los ojos absortos,
voy en busca de ocultos horizontes lejanos,
desde un punto de ciertos y fijos meridianos
capaces de encontrar los más extraños ortos,


donde lunas y soles padecen sus abortos
en los amaneceres de huracanes tempranos,
en que tras la tiniebla no vemos los arcanos
y los días se vuelven miserables y cortos.


De la brújula ausente recabo luz y rumbo:
me hace falta saber dónde perdí la huella,
dónde varó mi barco sin bahía ni puerto.


El tiempo se despeña por el alto derrumbo
como quien sin timón en la roca se estrella
y el ancho mar se vuelve lejanía y desierto.

ASIMISMO


ASÍ ES...

Te clavaste en mi vida como clavo
hecho de dátil y melocotón;
soy un esclavo de tu corazón
y de tu boca soy también esclavo.

Este clavo jamás me lo desclavo;
lo martilleaste sobre mi ilusión;
soy un torete de la sumisión
¡yo que creía ser un toro bravo!

Todo me lo ofreciste: espalda, vientre,
senos, ojos, el vello, la miel que entre
tus muslos, es de sol y de salitre,

que te diera a granel tu gracia plena...
¡Ahora el mismo soñar nos encadena
y cabemos los dos en un pupitre!.

ACUARELA

Hoy ha llovido intermitentemente:
ha llovido tan fuerte y del tal modo
que el agua casi lo destruye todo
con una fuerza de bestial torrente.

Pasa el río corriendo bajo el puente
llevándose con furia piedra y lodo
y ha dejado en el borde del recodo
piedra y lodo y gravilla, la corriente.

Donde el río incesante serpentea
las aguas han formado una batea
que parte la corriente por el medio.

A lo lejos, y al pie de las montañas
los labriegos sin tierras ni cabañas
se mueren de la angustia por tedio.

domingo, 1 de marzo de 2015




UN SONETO LE PIDO...


Un soneto les pido a los Violantes
para verles la talla en el secreto,
observaré desde el primer cuarteto
si se acercan al lado de Cervantes.

Con sílabas, acentos, consonantes
y demás requisitos de respeto...
una vez que se salven del aprieto
estarán con los otros emigrantes.

El salto a los tercetos es gran brinco,
el acento en la cuarta, no en la cinco,
que deje al mejor gusto satisfecho.

No busco verso largo ni estrambote,
y pidamos sin prisa al buen Quijote
que lo lea y nos diga si está hecho.

Francisco Henríquez,  Enero 2015